Saltar al contenido Escuela inclusiva: 10 características La escuela inclusiva implica que todos los niños/as de una comunidad aprendan juntos en un mismo entorno, independientemente de sus características personales, socio-económicas o culturales. Esta es la base para educar personas tolerantes, respetuosas y empáticas donde unas aprenden de otras.
Todas las prácticas docentes que quieran dirigir su mirada hacia la inclusión, deben en primer lugar partir de las necesidades de las familias y las necesidades del niño/a, y en segundo lugar, tener en cuenta las tres dimensiones que definen la escuela inclusiva; la presencia, la participación y el aprendizaje.
Los centros educativos tienen que eliminar las barreras para la presencia, la participación y el aprendizaje, no solo de los niños y niñas, también de sus familias; éstas tienen que estar presentes en los centros, participar como parte de la comunidad educativa, en las actividades de centro y en las programaciones de sus hijos/as, así como en los procesos de enseñanza-aprendizaje.
- Yo participo contigo cuanto tú me reconoces como una persona semejante a ti y me aceptas por quien soy».
- Booth, 2002, p.12) Conseguir escuelas inclusivas supone cambios sustanciales en los sistemas educativos actuales.
- Empezando por la estructura y su funcionamiento y continuando con el uso de estrategias pedagógicas que den respuesta a las necesidades de todo el alumnado.
Lejos de parecer una utopía una escuela inclusiva sí es posible,
¿Qué características tiene una escuela que atiende la diversidad?
Características del aula inclusiva – Las aulas inclusivas parten de la premisa de que todos los niños pertenecen y pueden aprender en la escuela ordinaria, Esta filosofía postula la diversidad como una fortaleza dentro del aula, ya que ofrece a todos sus miembros mayores oportunidades de aprendizaje.
- La escuela es una institución que no debe hacer distinciones a la hora de acoger a todo tipo de alumnos en condiciones de igualdad.
- Los maestros, por su parte, tienen el desafío de crear aulas inclusivas donde los estudiantes de todos los orígenes se sientan representados y bienvenidos,
- ¿El objetivo? Ofrecer las mismas oportunidades a todos pero huyendo del uniformismo.
La diversidad nunca es un problema. La escuela debe valorar las diferencias como una buena oportunidad para mejorar el aprendizaje. Un colegio que apuesta realmente por la inclusión lo primero que debe hacer es identificar posibles barreras que dificulten el aprendizaje para, a continuación, implementar las medidas necesarias para minimizarlas.
Se centra en las necesidades de los alumnos, ofreciendo a todos las mismas oportunidades educativas, así como las ayudas para su desarrollo.Para garantizar la participación de los alumnos, una escuela inclusiva debe promover ambientes de aprendizaje,Combina el trabajo en equipo con el individualizado para adaptarse a las necesidades de cada estudiante,Fomenta la colaboración, la empatía y el respeto.Los valores inclusivos se deben desarrollar en toda la comunidad educativa, no solo en un aula. Por eso es básico la colaboración de las familias,Siempre hay que tener en cuenta que la diversidad, lejos de ser percibida como un problema, es un aspecto enriquecedor para todos, en la que los niños aprenden unos de otros sin importar sus características. Se educa teniendo en cuenta la diferencia, dando a conocer la individualidad de cada uno y destacando las particularidades como algo enriquecedor que beneficia a todo el grupo.
En definitiva, la idea de la escuela inclusiva combina el derecho a una educación para todos con el respeto por la diversidad, las diferentes culturas, orientaciones sexuales o capacidades,
¿Cómo es la educación que atiende la diversidad?
La diversidad educativa es un reto que deben afrontar los profesores junto con padres y madres. De ellos depende construir una sociedad solidaria y respetuosa con los demás. – La diversidad educativa es un reflejo de nuestra sociedad. Los niños tienen que aprender que todos somos diferentes y respetar esas individualidades. Por eso, se habla tanto de inclusión educativa: un niño que respeta la diversidad será un adulto educado y alejado del racismo y la xenofobia.
¿Cuál es una de las características de las escuelas inclusivas?
La escuela inclusiva según la LOMLOE – Por su parte, la escuela inclusiva según la LOMLOE se centra en lo establecido por la ONU y la Agenda 2030 del Desarrollo Sostenible. En este sentido, engloba a todos, sin distinción, y en la oportunidad del promover el aprendizaje para toda la vida.
Se prioriza una educación de calidad, además de la orientación profesional para lograr una equidad social. La LOMLOE abarca la individualidad con el objetivo de ofrecer los ajustes razonables con relación al apoyo que requiere cada alumno. La LOMLOE tiene en cuenta a las administraciones educativas como un órgano de apoyo para los centros ordinarios.
También establece un límite de diez años para lograr que las instituciones educativas estén adecuadamente equiparadas. No deja de centrarse en la necesidad de que las autonomías contemplen estos puntos, aportando los recursos económicos suficientes. Cabe destacar, en lo que se refiere a la los ciclos de primaria y de secundaria, la posibilidad de modificar el currículum para la adaptación del alumnado.
¿Qué características debe tener el docente en la educación inclusiva?
Home » Novedades » Docente inclusivo, aula inclusiva El documento que compartimos como recurso didáctico, versa respecto del rol del docente en el desarrollo de una educación inclusiva. Actualmente estamos viviendo una revolución educativa a nivel mundial, sobre todo interesa hablar de la inclusión que cada día está envolviendo m ás y más sistemas educativos. En este contexto el rol del docente es importante, pues juega un papel esencial en la inclusión, por tal motivo, es necesario que los profesores cambien de paradigmas y poseer competencias que les permitan entrar en un cambio educativo, manifestando una actitud positiva ante el cambio, desde el aula.
Todo sistema educativo debe cumplir con la niñez que atiende dentro de la Educación Básica, premisa que parece fácil, pero es un gran reto para los maestros y demás actores del ámbito escolar. Los docentes deben estar actualizados y preparados para los cambios que se avecinan y no se pueden detener, pues la sociedad es demandante y exigente.
En este sentido, hay cuatro aspectos que debe reunir un profesor; actitudes, conocimientos, habilidades y competencias docentes; es decir, el profesor es pieza clave en la transformación de la educación, pues debe contar con una visión integral, ser mediador, un guía, con espíritu de servicio, aprendiz de sus estudiantes, observador, investigador; claro que estos y otros aspectos se complementan a lo largo de su práctica profesional docente, al trabajar día a día con sus estudiantes, colegas y padres de familia.
Por tal motivo, nuestra sociedad tan creciente, diversa y compleja, exige una reflexión y análisis del papel que juegan los maestros, escuelas y la misma educación, es decir, cómo atender a los estudiantes considerando que tienen características tan distintas, necesidades e intereses muy variados, con sus costumbres, ideologías, creencias, tradiciones.
La educación inclusiva aparece como la posibilidad de construcción de una sociedad inclusiva en la que se reconozcan y participen todos los ciudadanos. El principal promotor de la inclusión es el docente, quien debe cumplir con los aspectos mencionados, ser como el sembrador que va dejando la semilla en tierra fértil, poco a poco, día con día, sin adelantos ni sobresaltos, ser paciente, tolerante y trabajar colaborativamente con sus colegas, los frutos se verán reflejados a mediano o largo plazo y no serán concluidos, pues cada vez se presentarán nuevos retos que tendrá que sortear y salir adelante en el proceso de la inclusión educativa.
Para ello, tendrá en cuenta las barreras del aprendizaje que presenten los estudiantes que estén a su cargo, educar a todos y no a unos cuantos o a los más sobresalientes o menos favorecidos, ver su grupo de manera integral, pero con sus características individuales y que entre ellos se pueden apoyar los unos a los otros.
Para eso, debe desempeñar el papel de mediador y facilitador. El maestro tiene que ser inclusivo, para tener un aula inclusiva, pero no sólo de palabra o teóricamente hablando, sino con acciones que involucren a sus educandos en el respeto, la sensibilización, la empatía, el aprendizaje y la enseñanza colaborativa, promoviendo un trabajo global e integrado.
Castillo, Juan Rodrigo (2016) Docente inclusivo, aula inclusiva. Revista nacional e internacional de educación inclusiva. ISSN (impreso): 1889-4208. Volumen 9, Número 2, Junio 2016. Monográfico. Páginas 264-275. Recuperado de revistaeducacioninclusiva.es Educrea desarrolla sus cursos de capacitación docente en todo Chile.
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¿Qué importancia tiene la atención a la diversidad en las escuelas?
El sentido de pertenencia a un grupo, un gran beneficio de la atención a la diversidad – Cuando se explora, se discute y se participa en la diversidad dentro del aula, el profesorado puede observar como aumenta el sentido de pertenencia a un mismo grupo de miembros únicos y diferentes.
- En edades tempranas, los estudiantes jóvenes a menudo se sienten agrupados por compartir gustos afines o participar en actividades comunes.
- La atención a la diversidad permite que los alumnos exploren su diversidad individual, desde su origen étnico, sus costumbres y culturas e, incluso, su familia más inmediata.
Un ejercicio que mostrará que todos somos parte de sus grupos significativos, pero teniendo características individuales que nos hacen únicos. ¿Perteneces al sector de la Educación? Aprende a organizar, dinamizar y evaluar actividades de tiempo libre educativo dirigidas a la infancia y la juventud con el certificado de profesionalidad 100% subvencionado de,
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: LA IMPORTANCIA DE LA ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD EN EL AULA
¿Qué funciones cumple el docente para atender la diversidad?
La formación docente frente al desafío de la diversidad El concepto de diversidad se sustenta en la aceptación y el respeto de las diferencias individuales como condición inherente a la naturaleza humana, y en la posibilidad de brindar una respuesta educativa a la necesidad de cada persona.
Asumir la diversidad en la escuela no resulta sencillo, de la misma manera que no lo es aceptarlo en nuestro propio medio. La historia de la educación se ha basado durante un gran período de tiempo en sostener y conservar la homogeneidad. La propuesta educativa era representada por un único modelo al que debían adaptarse todos los alumnos, el que no podía quedaba excluido o apartado del sistema educativo, poco realista o con intereses en sí mismo.
Actualmente se ha avanzado en cuanto a la concepción de los derechos humanos y a la idea de integración e inclusión de las personas, no sólo en la educación sino en todos los ámbitos de la sociedad; pero a pesar de la proliferación de los discursos sobre la aceptación de la diversidad sostenidos por los nuevos paradigmas de las distintas políticas sociales y educativas, aún prevalece la normalización, homogeneidad y simultaneidad como premisas ineludibles de las prácticas educativas cotidianas.
Cada niño que ingresa a la escuela presenta características bio-psico-sociales diferentes, originadas en diferencias familiares, económicas, culturales y sociogeográficas. Allí encuentra un sistema de enseñanza bastante uniforme, a cargo de maestros que han sido formados para estar al frente de un grupo de niños con determinadas características stándares.
Este contraste entre la realidad de los alumnos y la práctica docente provoca desajustes, problemas que complejizan el escenario de la acción educativa. En tal sentido, nos parece pertinente reflexionar y conceptualizar algunos de estos planteamientos, tomando como base la posibilidad de conocer y reconocer la heterogeneidad de los grupos de alumnos, reconceptualizando de esta manera las prácticas docentes.
- La política educativa actual legaliza la atención a la diversidad y a la integración pero no acompaña la preparación de los docentes en ejercicio responsables de llevar a la práctica las reglamentaciones vigentes.
- Para poder trabajar concientemente en un proyecto de inclusión es indispensable la capacitación de los docentes en servicio para lo que sería prioritario realizar un adecuado estudio de la situación y así poder actuar en consecuencia.
Comenzar a explayarse en el tema de integración nos remite indefectiblemente a un modelo, aún no desterrado, de dos sistemas paralelos como son la escuela especial y la escuela común. Transformar el sistema educativo vigente es centrarnos en la idea de un modelo unificado cuyo fundamento pedagógico se base en la «individualización personalista».
En la actualidad nos encontramos con diversas posturas y procesos frente al cambio:Hay escuelas muy consolidadas que sostienen la integración desde un concepto amplio en su proyecto educativo, actuando como un único equipo de profesionales en el cual interactúan maestros especiales y comunes. Paradójicamente, al mismo tiempo encontramos escuelas que sostienen la integración limitándose a niños con necesidades educativas especiales (NEE), claramente definidas, agudizando sus dificultades para atender la complejidad de las situaciones referidas a los trastornos de aprendizaje que frecuentemente se presentan en los distintos grupos escolares.
También encontramos otras escuelas que rechazan la propuesta, por ignorancia o falta de preparación, situación que produce desconcierto y temor frente a lo desconocido. Ante esta realidad consideramos pertinente reflexionar sobre el concepto de integración desde una visión amplia y abarcativa, no como un fin en sí misma, sino como un proceso de transformación que trasciende el ámbito escolar y que hace de la diversidad su paradigma.
- Integrar es coordinar, es trabajar con la diversidad y las diferencias, es pensar y concebir la posibilidad de que convivan personas con distintas capacidades e intereses, con diferentes formas de pensar y actuar, donde se resignifiquen y respeten las diferencias.
- Las buenas intenciones no bastan, la intuición tampoco, el maestro además de mostrar una actitud humanitaria debe poseer conocimientos sólidos para poder abordar una criteriosa integración escolar, donde la mirada esté más dirigida a las necesidades individuales de cada niño y su posibilidad de desarrollo que a las debilidades del mismo.
Todo rol se va redefiniendo en un proceso continuo, es un constante desafío que sólo puede superar un profesional reflexivo, autónomo y transformador. Docente que ha de definir su rol en un compromiso con la realidad de su tiempo, con sus alumnos, con su comunidad; en la capacidad de realizar reflexiones críticas, de tomar decisiones y de gestar cambios en sí mismo y en sus prácticas.
Si deseamos abordar la diversidad como elemento prioritario del lineamiento educativo debemos plantearnos desde cada institución con su Proyecto Educativo, un equipo docente capaz de actuar integradamente en propuestas compartidas. Las prácticas educativas individualistas han perdido vigencia frente a la escuela de hoy, como así también la estructura verticalista de las instituciones escolares tradicionales.
Una escuela abierta a la diversidad requiere de docentes capaces de reconocer la heterogeneidad como premisa ineludible, haciendo propia la consigna de que «todos los niños pueden aprender», adaptando las enseñanzas a las necesidades y ritmos del aprendizaje individual.
No se trata solamente de acompañar el proceso evolutivo de cada educando, a esto hay que sumarle la intencionalidad pedagógica. Para ello deberá repensar estratégicamente modos de enriquecer con creatividad diferentes situaciones de aprendizaje desde una visión constructivista. La política educativa legaliza la atención a la diversidad y a la integración pero no acompaña la preparación de los docentes en ejercicio responsables de llevar a la práctica las reglamentaciones vigentes.
Para poder trabajar concientemente en un proyecto de inclusión, es indispensable la capacitación de los docentes en servicio para lo que sería prioritario realizar un adecuado estudio de la situación y así poder actuar en consecuencia. : La formación docente frente al desafío de la diversidad
¿Como debería ser la atención de la docente que pretenda atender a la diversidad?
La atención a la diversidad requiere un enfoque inclusivo, el cual, busca promover en el profesorado una formación teórico-práctica, configurando actitudes favorables hacia la diversidad e inclusión; y con el conocimiento del desarrollo de las personas con necesidades educativas asociadas a la discapacidad (García,
¿Que se espera de las escuelas inclusivas?
La educación inclusiva es el modelo que busca atender las necesidades de aprendizaje de todos los niños, niñas, jóvenes y adultos con especial énfasis en aquellos que son vulnerables a la marginalidad y la exclusión social.
¿Cómo hacer que la escuela sea inclusiva?
La Educación Inclusiva requiere de cambios en la aproximación a las diversas características de los estudiantes y en las prácticas educativas, pero ante todo en repensar actitudes fundamentales acerca de la educación y de la educación de aquellos estudiantes que han sido excluidos o marginados por diversas causas.
¿Cómo educador Cuál es el perfil básico que debe tener un docente para atender la diversidad en el aula?
Investigaciones Capacidades y competencias docentes para la inclusión del alumnado en la educación superior José María Fernández Batanero* ** * Profesor titular de la Universidad de Sevilla, en la Facultad de Ciencias de la Educación. Correo e: [email protected] Ingreso: 21/06/2011.
Aprobado: 12/03/2012, Resumen Para identificar aquellas capacidades y competencias docentes relacionadas con la atención a la diversidad, que favorecen la inclusión del alumnado universitario, este artículo, de corte teórico, resalta la importancia de la atención a la diversidad del alumnado universitario en el marco del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), el cual conlleva múltiples modificaciones en todos sus elementos (profesor, alumno, metodología, evaluación, guías didácticas).Se presentan, desarrollan y sintetizan aquellas competencias docentes que debe poseer y en las que debe formarse la nueva figura del docente universitario, favorecedor de la inclusión del alumnado en el marco de una educación superior generadora de oportunidades para la integración y la transformación social.
Palabras clave: Atención a la diversidad, Inclusión, Competencias docentes, Espacio Europeo de Educación Superior. Abstract This theoretical paper stresses the importance of addressing diversity in the European Area for Higher Education (EAHE) in order to identify teaching capabilities related to dealing with diversity, that help to include all students.
The EAHE entails a wide range of modifications at all levels (teacher, student, methodology, evaluation, teaching guidelines) The capabilities required in teachers are thus presented, developed and synthesized, they are those aimed at fostering the inclusion of all students in a higher education domain which creates opportunities for integration and social transformation.
Key words: Dealing with diversity, Inclusion, Teaching capabilities, European Area for Higher Education. Introducción El presente artículo forma parte de un proyecto 1 de investigación más amplio financiado por el Ministerio de Educación español titulado «Diseño, producción y evaluación de un entorno telemático para la formación y reflexión del profesorado universitario para la implantación del Espacio Europeo de Educación Superior», y en el que han participado nueve universidades españolas (de Cádiz,de Córdoba, de Huelva, de Málaga, de Murcia, Pablo de Olavide, del País Vasco, Rovira i Virgili y de Sevilla).
El propósito de nuestro estudio fue profundizar en la identificación de aquellas capacidades y competencias docentes relacionadas con la atención a la diversidad, que favorecen la inclusión del alumnado universitario, ya que la adaptación de la educación superior a la realidad del siglo XXI —donde fenómenos como la globalización, los movimientos migratorios generalizados, las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, la influencia de los medios de comunicación social, etc.— constituye una necesidad primordial si queremos sistemas educativos de educación superior de calidad.
Sentido del estudio y problemas Si hacemos un poco de historia diremos que en el panorama universitario de nuestro entorno los gobiernos han tomado decisiones para adaptar las misiones de sus universidades a través de la narrativa de la construcción de un Espacio Europeo de Educación Superior (EEES).
Éste empieza a tomar forma en la reunión de los primeros ministros europeos en Lisboa (1997) y en la posterior declaración de La Sorbona (1998), que se materializó en Bolonia (1999), para ser objeto de actualizaciones periódicas cada dos años—Praga (2001), Berlín (2003), Bergen (2005), Londres (2007) y Lovaina (2009)—.
En estas reuniones se han ido fortaleciendo y completando los planteamientos iniciales, incorporando nuevas temáticas, entre las que se encuentran la educación de por vida, la captación de estudiantes no europeos, el equilibrio con la dimensión social, los objetivos económicos de mejora de la competitividad, la European Area of Higher Education (EAHE) y la European Research Area (ERA).
- La institución universitaria aparece aquí como un contexto privilegiado para dar respuestas a las demandas sociales, a través de una formación de calidad de sus estudiantes en tanto que futuros profesionales.
- Además de la calidad, es el fomento de la igualdad de oportunidades y la lucha contra la exclusión social y la discriminación otro de los grandes retos del Espacio Europeo de Educación Superior (Rodríguez y Escandell, 2008).
Es en este contexto donde deberán considerarse principalmente los colectivos sensibles, como el constituido por las personas con necesidades especiales en materia educativa. Tal y como se argumentaba en el Informe del Consejo Europeo, en 2001, los sistemas educativos y de formación «deberían tener por objetivo contribuir a la creación de una sociedad integradora, garantizando la existencia de estructuras y dispositivos que acaben con la discriminación a todos los niveles».
El proceso inclusivo, en un marco de atención a la diversidad, se hace más latente y necesario en un contexto de actuación como el que plantea la educación superior actual, donde el foco de atención desplaza al alumno. La realidad socio–educativa de atención a la diversidad se ha ido imponiendo en los países europeos, donde nos desenvolvemos entre conceptos por todos conocidos tales como individualización (donde la atención educativa debe adaptarse a las características y aptitudes de cada uno); normalización (que se opone al criterio de discriminación, con la convicción de que todas las personas han de tener los mismos derechos como requisito para la equidad); integración (como medio para lograr la normalización).
Perseguimos, en mayor o menor medida, que la universidad de la homogeneización dé paso a la de la diversidad; la universidad de la atención a las deficiencias se sustituya por la atención a las necesidades educativas especiales; que la universidad de la segregación gire hacia una inclusiva.
Hablar de diversidad también nos remite necesariamente a igualdad. Iniciar y recorrer el camino de la enseñanza superior en el marco del Espacio Europeo de Educación Superior y bajo el prisma de la igualdad pasa inexorablemente por responder a la diversidad del alumnado universitario que conforman las aulas.
Y es hacia esa diversidad donde se deben dirigir todos los esfuerzos, fundamentalmente hacia dos grandes colectivos muy sensibles: alumnos extranjeros y quienes presentan algún tipo de diversidad funcional, bien sea sensorial o motora. El primer colectivo es fruto, en su mayoría, del proceso de internacionalización en el que nos encontramos.
- Al universalizar su educación, las universidades intercambian una gran cantidad de conocimientos y experiencias para sus estudiantes, por lo que podemos decir que este proceso supone un instrumento para elevar el nivel educativo de los alumnos.
- La diversidad cultural es una realidad humana y social, que lejos de ser una rémora es una fuente de potencial de creatividad, progreso y enriquecimiento mutuo.
En esta línea, y con relación al concepto de cultura y diversidad cultural, se puede decir que hay básicamente tres posicionamientos que resumen multitud de perspectivas intermedias: etnocentrismo, multiculturalismo e interculturalismo. El concepto intercultural sigue siendo la opción más adecuada, porque implica de forma precisa la voluntad de actuar, de intercambio y de comunicación entre culturas.
- El Consejo de Europa remarca el matiz dinámico y no relativista de la interculturalidad.
- El éxito del interculturalismo en el ámbito educativo, además de significar un cambio en la concepción, gestión, administración y organización de la educación superior (lo cual no consiste única y exclusivamente en la planificación de una serie de estrategias y actividades internacionales), va también a depender de las competencias que tengan los profesores para responder a las necesidades de los usuarios.
En cuanto al segundo colectivo, los alumnos que presentan necesidades educativas especiales, como consecuencia de algún tipo de diversidad funcional, deben superar distintos obstáculos que van desde los cursos de acceso a la universidad, titulaciones de grado, masters, doctorados, etc., no exentos de dificultades, pues los estudios superiores para ellos se encuentran en muchos casos sin los apoyos, materiales y recursos docentes adecuados.
- Estos últimos, el profesorado, suponen un verdadero problema para este alumnado.
- En este contexto, son muchos los autores, tanto a nivel nacional como internacional, que están de acuerdo en considerar al profesorado como una pieza fundamental a la hora de desarrollar buenas prácticas educativas y, por tanto, evitar en la medida de lo posible el fracaso educativo (Salend y Duhaney, 1999; Marqués, 2006; Low, 2007; Murillo, 2008; Walberg y Paik, 2007; Brophi, 2007; Luzón y otros, 2009; UNESCO, 2009; Jurado, Olmos y Pérez Romero, 2011).
Según la Agencia Europea para el Desarrollo de la Educación Especial el factor más crítico para la educación inclusiva es el profesorado. Por desgracia son muchos los docentes universitarios que no se encuentran suficientemente calificados para afrontar la profunda transformación que requiere el sistema universitario bajo el reto que supone la inclusión.
En cualquier caso parece evidente que los alumnos universitarios con necesidades educativas de apoyo específico se enfrentan en ocasiones a determinadas circunstancias que entorpecen el desarrollo de los estudios universitarios con normalidad, siendo una de estas la falta de competencias docentes de los profesionales de la enseñanza y el aprendizaje, en general, y más en particular para atender a la diversidad.
Justificación del estudio Las razones que nos han movido a realizar este estudio son varias. En primer lugar, la existencia de un interés de carácter descriptivo por verificar las competencias de agentes académicos hacia la inclusión. La percepción que el profesorado tiene acerca de las competencias docentes necesarias para desarrollar la inclusión educativa se analiza desde un enfoque vivencial y factores de éxito a través del estudio de indicadores de ejecución que se construyeron en función de la revisión bibliográfica y de la elaboración del marco teórico.
Una segunda razón obedece a aspectos sociales, donde los procesos de discriminación e inclusión social y de multiculturalidad e interculturalidad son de especial preocupación en el ámbito educativo e instituciones con incidencia en la formación ciudadana. Consideraciones conceptuales Una aproximación al concepto de competencia En los últimos años la investigación y publicaciones en educación han puesto especial énfasis en el concepto de competencia.
Podemos caracterizar las competencias como el conjunto de habilidades y destrezas necesarias para realizar un trabajo, en un contexto laboral determinado. Para Perrenoud (2004: 11) una competencia es «la facultad de movilizar un conjunto de recursos cognitivos (saberes, capacidades, informaciones, etcétera) para solucionar con pertinencia y eficacia una serie de situaciones».
- La identificación de las competencias en la formación y selección de profesionales se extendió al ámbito educativo, tanto a profesores como alumnos.
- Así, el diseño y desarrollo de las reformas de planes de estudio, desde la educación infantil hasta la universidad, está centrado en la actualidad sobre este concepto.
Autores como Hernández Pina y otros (2005: 51–52) consideran que la tendencia en formación por competencias se caracteriza por los siguientes aspectos: • Toma sentido y justifica una necesidad • Se convierte en una de las misiones por excelencia, junto a la calidad a la cual también contribuye, en la educación superior • Plantea un nuevo desafío para los profesionales de la enseñanza y del aprendizaje • Supone un reto para la comunidad universitaria en su conjunto • Ha de hacerse realidad y convertirse en acción Tanto el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) como el Espacio Iberoamericano del Conocimiento (EIC) proponen un cambio de paradigma desde la enseñanza basada en el conocimiento hacia el aprendizaje de competencias.
- En este nuevo contexto el profesor se convierte en el impulsor del aprendizaje de las competencias y actitudes que los estudiantes deben adquirir y deja de ser un transmisor de conocimientos.
- Esto conlleva a la utilización de nuevas metodologías docentes, con clases más dinámicas, con un uso frecuente de tecnologías de la información y comunicación, con un aumento de la interacción alumno–profesor y con novedosos métodos de evaluación que requerirán esfuerzos por parte de la institución universitaria y en especial por parte del docente, donde éste se convierte en una de las figuras centrales.
Ello justifica que hayan sido muchos los autores que han desarrollado las diferentes competencias que debería tener el profesor universitario como consecuencia de los cambios que está sufriendo la educación superior (Wilkins y Nietfeld, 2004; Burstein, Sears, Wilcoxen, Cabello y Spagna, 2004; Zabala y Arnau, 2007; Díez y otros, 2009).
- En el contexto español, autores como Zabalza (2009: 79) nos proponen diez competencias como marco para concretar la identidad y el desarrollo profesional de los docentes universitarios: 1.
- Planificar el proceso de enseñanza–aprendizaje 2.
- Seleccionar y presentar contenidos disciplinares 3.
- Ofrecer informaciones y explicaciones comprensibles 4.
Manejar didácticamente las NNTT 5. Gestionar las metodologías de trabajo didáctico y las tareas de aprendizaje 6. Relacionarse constructivamente con los alumnos 7. Asesorar a los alumnos y, en su caso, a los colegas 8. Evaluar los aprendizajes (y los procesos para adquirirlos) 9.
- Reflexionar e investigar sobre la enseñanza 10.
- Coadyuvar en materia institucional Estas competencias, en términos de aprendizaje, deben de estar impregnadas por el principio de atención a la diversidad, donde se debe tener en cuenta que quien aprende no es un grupo sino cada sujeto y cada uno de ellos a su manera.
Una docencia basada en el aprendizaje de nuestros estudiantes nos obliga a estar pendientes de cada uno, a supervisar el proceso que va siguiendo, a facilitar su progreso a través de los dispositivos didácticos cuyo dominio se nos supone como profesionales de la enseñanza; en definitiva, una enseñanza más individualizada.
- Por eso enseñar (en el sentido de explicar) es muy distinto de «facilitar el aprendizaje».
- Para lo primero pudiera ser suficiente (aunque no siempre) saber mucho del tema que se explica, para lo segundo hay que saber, además, de otras cosas (cómo motivar, cómo organizar procesos de aprendizaje adaptados a los estudiantes, cómo supervisar y asesorar sus actividades, cómo evaluarlos y ayudarles a resolver las dificultades, etc.) (Zabalza (2009: 79).
En algunas universidades inglesas valoran la idoneidad del profesorado universitario (quienes deben acreditarse para poder adquirir la condición de profesorado estable) sobre la base de cinco competencias: organización, presentación, relaciones, asesoría–apoyos a los estudiantes y evaluación.
Si desean adquirir la condición de «profesores excelentes» el número de competencias y el nivel de exigencia se eleva. Los candidatos deben acreditar la posesión de las siguientes competencias: las cinco ya mencionadas pero en un nivel superior de dominio; reflexión, innovación, capacidad de desarrollo curricular; organización de cursos, investigación pedagógica y, finalmente, liderazgo de grupo (Elton, 1996: 33–42).
Competencias docentes para la inclusión del alumnado universitario La respuesta a la diversidad del alumnado universitario implica, necesariamente, dirigir todos los esfuerzos hacia una serie de objetivos que van desde la sensibilización de la comunidad universitaria hasta la orientación para su inserción laboral, una vez terminado los estudios superiores.
- La meta general debe ser aquella que facilite la accesibilidad a la universidad, consiguiendo que las personas con necesidades específicas de apoyo educativo puedan adherirse y mantenerse dentro de la estructura sin más dificultades que las que cualquier otra persona pudiera tener.
- De este modo, los esfuerzos, en relación con el docente, deben dirigirse a sensibilizar y dotar al profesorado universitario sobre la necesidad de respetar las diferencias individuales, incluso cuando éstas requieran unas respuestas ajustadas a las necesidades especiales de alguno de sus miembros.
Para ello se hace necesario transmitir una información clara sobre cuál es el papel que el profesor universitario debe jugar en pro de una adecuada normalización de las personas con necesidades específicas de apoyo educativo. La universidad será incluyente cuando asuma una cultura inclusiva que afiance un lenguaje común entre el profesorado, que considere las diferencias entre los alumnos como oportunidades para profundizar en el conocimiento, evitando los sistemas de estandarización, cuando analice exhaustivamente los obstáculos que limitan o condicionan la participación de los alumnos, y se haga un uso eficaz de los recursos que pueden dar soporte al aprendizaje de los alumnos, cuando, en definitiva, se creen unas condiciones que estimulen el proceso inclusivo que permite satisfacer las necesidades de todos los alumnos.
- La respuesta educativa a la diversidad del aprendiz implica por parte de los docentes conocer a sus estudiantes antes de iniciar el proceso de enseñanza, lo que constituye una premisa básica para poner en práctica la posibilidad de comprensión.
- Ésta implica la aceptación de la heterogeneidad en el aula y en consecuencia una intervención educativa que respete las diferencias y compense las desigualdades.
La atención a la diversidad en la educación superior debe ser una continua concreción de tomas de decisiones que se van plasmando desde el proyecto docente hasta el desarrollo de las unidades didácticas, implicando la oportuna diversificación de procedimientos y estrategias de enseñanza–aprendizaje.
Autores como Alegre (2010) describe diez capacidades docentes fundamentales para atender la diversidad: capacidad reflexiva, medial, fomentar situaciones diversas de aprendizaje en el aula, ser tutor y mentor, promover el aprendizaje cooperativo y entre iguales, capacidad de comunicarse e interactuar, de proporcionar un enfoque globalizador y metacognitivo, enriquecer actividades de enseñanza–aprendizaje, motivar e implicar con metodología activas al alumnado y planificar.
Si establecemos una relación entre las capacidades fundamentales que ha de tener un profesor universitario para atender la diversidad, con las competencias que autores como Zabalza (2009) nos proponen como marco para concretar la identidad y el desarrollo profesional de los docentes universitarios, estaremos hablando de docentes cuya competencia de acción profesional para atender a la diversidad en el marco de la educación superior se caracterice por sus capacidades, entre otras, para: • Ofrecer apoyo psicopedagógico a los estudiantes con necesidades educativas especiales que lo soliciten, entendiéndolo como el asesoramiento en la elaboración, toma de decisiones y gestión de los currículos, sus contenidos, organización y evaluación.
- Identificar las necesidades que se generan y los conflictos a los que se enfrentan, derivadas de las interacciones de enseñanza y aprendizaje, cuando deben atender estudiantes con necesidades educativas especiales.
- Identificar y desarrollar estrategias innovadoras para favorecer la inclusión de sus alumnos con necesidades especiales.
• Llevar a cabo valoraciones de los potenciales de los alumnos y de sus contextos. • Incorporar modificaciones al currículo que lo aparten lo menos posible de la programación regular o de los planteamientos comunes. • Desarrollar interdependencia profesional con estrategias que permitan la continuidad.
- Conformar equipos de apoyo y redes de apoyo institucional.
- Este posible modelo de actuación docente adquiere nuevos enfoques (asesoría y atención más personalizada del alumno, seguimiento y evaluación de las actividades no presenciales, coordinación entre docencia presencial y no presencial), lo que supone implicaciones directas en la metodología docente (Zabalza, 2000; Mayor, 2003).
En este sentido, consideramos fundamental el conocimiento y utilización de otras técnicas o estrategias metodológicas que aseguren el proceso de enseñanza–aprendizaje, donde el alumno se constituya en el eje fundamental, en torno al cual gire el diseño de los currículos de cada plan de estudios.
- La colaboración entre profesionales es una de las constantes en los estudios y las reflexiones sobre la atención a la diversidad, en el discurso legislativo sobre educación y también entre las competencias profesionales del docente.
- Los trabajos desarrollados por diferentes autores como Gallego (2002), Freire y César (2003), Latas y León del Barco (2004), Shank (2006), Morales Bonilla (2007), Pujolás (2009), explicitan que la colaboración, bajo diferentes formas, es uno de los referentes en la preparación del profesor universitario para la atención a la heterogeneidad de su población.
Éstos han mostrado la mejora que supone el trabajo colaborativo tanto en los profesores como en los estudiantes. Esta colaboración y reflexión sistemática —personal, interindividual, en grupo y en el nivel organizativo— forman parte de la preparación para el aprendizaje en el puesto de trabajo y para el desarrollo de la capacidad de interpretación crítica y constructiva ante la inclusión.
- Adquirir hábitos y destrezas para el aprendizaje autónomo y cooperativo y promoverlo entre los estudiantes constituye una competencia básica del profesor.
- Desde el punto de vista de la investigación, en el marco de la legislación educativa y de las competencias profesionales, se considera pertinente la preparación de los futuros docentes para la atención a la diversidad desde la colaboración y la reflexión compartida (Soriano y Vigo, 2008).
Enseñar teniendo en cuenta la diversidad del alumnado requiere, además de cambios metodológicos (Martínez Serrano, 2007), definir un modelo de profesor capaz de programar, tomar decisiones de cambio y mejorar su práctica educativa teniendo en cuenta el nivel educativo donde se imparte docencia, las características de los alumnos, el contexto del aula y el contenido a comprender de acuerdo con los objetivos planteados, así como poseer hábitos y destrezas para el aprendizaje autónomo y cooperativo, y promoverlo.
Todo ello se podría resumir en cuatro competencias: compromiso y actitud positiva hacia la diversidad, planificación educativa teniendo en cuenta las diferencias, mediación educativa para lograr los objetivos y evaluación formativa para mejorar el aprendizaje de sus estudiantes (Arteaga y García García, 2008).a.
Compromiso y actitud positiva hacia la diversidad Cada profesor de manera individual debe mantener una actitud positiva ante la diversidad de sus aulas y estar dispuesto a asumir la responsabilidad de buscar soluciones adecuadas a los estudiantes. Este reto supone un trabajo cooperativo, activo e innovador en una organización flexible y abierta.
El profesor deja de ser la principal fuente del conocimiento para realizar tareas de planificación, diseño, mediación y evaluación, siendo el intermediario entre la situación instructiva y la de aprendizaje de los estudiantes, guiándoles en la consecución de los objetivos y asegurando un aprendizaje significativo.
Así, el compromiso y la implicación del profesorado supone asumir las tareas de planificación, mediación y evaluación formativa.b. Planificación educativa teniendo en cuenta las diferencias El profesor debe predecir y detectar con anticipación las tareas en las que hay estudiantes que pueden afrontarlas con éxito y otros que por diversos motivos no pueden.
Lo que podría denominarse aptitud para aprender supone evaluar el conocimiento previo de la materia junto con el interés, la persistencia y el compromiso individual hacia el aprendizaje. El alumno de bajo rendimiento, aquel cuyos parámetros de inteligencia y personalidad se consideran normales, suele manifestar una baja motivación para aprender, sobre todo si sus experiencias previas no han sido demasiado positivas.
Por esta razón, este tipo de alumnos necesitan una mayor atención, orientación y seguimiento para que aumente su probabilidad de éxito en el aprendizaje.c. Mediación educativa para lograr los objetivos El objetivo de todo profesor debe ser que todos los estudiantes, cualquiera que sea su procedencia o nivel de partida, logren los objetivos formulados.
Entonces la tarea del profesorado será decidir si los estudiantes necesitan más o menos ayuda, más o menos orientación, más o menos control, u otros materiales o actividades, u otros contenidos. En definitiva, supone prevenir posibles problemas comprendiendo y observando las diferencias que facilitan el logro de los objetivos y dando una respuesta que se ajuste al perfil individual.
La enseñanza basada en la atención a la diversidad supone una concepción de la relación docente–discente centrada en el aprendizaje, cooperación y respeto mutuo. El profesor tiene la función de coordinar y ajustar el proceso de enseñanza–aprendizaje a cada situación instructiva.
En este sistema la información y explicaciones a todo el grupo disminuyen para aumentar, antes de la situación instructiva, las tareas de planificación y, durante el proceso instructivo, las tareas de orientación individual, supervisión y evaluación de las actividades de aprendizaje.d. Evaluación formativa para mejorar el aprendizaje de sus estudiantes Por último, es importante que se analicen los resultados en términos de lo logrado por diferentes estrategias educativas, evaluando no sólo al estudiante sino principalmente las decisiones tomadas sobre la intervención que ha tenido lugar.
Por un lado, es importante evaluar los resultados de los estudiantes en cada unidad planificada, de forma que los problemas de aprendizaje sean solventados en el momento y se tomen decisiones de ajuste adecuadas a cada estudiante, como son: dar más tiempo, ofrecer nuevas actividades o cambiar la metodología utilizada.
- Por otro lado, no olvidar que el éxito de aprendizaje de los estudiantes depende, sobre todo, de la adecuación del entorno de enseñanza más que de las diferencias de capacidad del estudiante.
- Por esta razón la universidad debe diseñar entornos de aprendizaje que aumenten el éxito de la gran mayoría de los estudiantes, a pesar de las diferencias de aptitud iniciales; asimismo, deben analizarse los posibles problemas que hayan impedido o las decisiones que hayan facilitado la solución de los problemas de aprendizaje con la finalidad de que el ajuste sea cada vez más preciso y eficaz.
Tomando en consideración lo expresado y recogido por los diferentes autores podemos construir una Matriz de Competencias del Docente de Educación Superior, siendo esta la teoría emergente del presente estudio, según la cual el profesor universitario debería ser competente para: Tabla 1 Conclusiones y reflexiones finales De las diversas conclusiones de nuestro estudio destacamos las siguientes: Entre las competencias docentes necesarias a la hora de desarrollar prácticas inclusivas se encuentran las competencias pedagógico–didácticas; competencias de liderazgo; competencias para gestionar al grupo y al aprendizaje cooperativo; competencias investigativas; interactivas; éticas, sociales e interactivas.
- Se observa la importancia de las competencias éticas para desarrollar valores como aspecto esencial que debe tener todo educador en su formación.
- El desarrollo de la inclusión en la educación superior requiere un profesorado coherente, es decir, que sea fiel a sus principios y sus creencias.
- Un profesor que crea en lo que está haciendo y en lo hay que hacer.
Un profesor transmisor de valores, que sugiera, facilite y contribuya a crear las condiciones que hagan posible que el educando acceda al conocimiento de valores por medio de su experiencia. Las competencias investigativas, para desarrollar el carácter científico y la necesidad de continuar preparándose, constituyen un aspecto esencial.
- Así, se considera necesario el desarrollo del rol de investigador a través de proyectos y el esfuerzo para el desempeño de cada uno de los roles de acuerdo a su perfil, complementándolos con otros como madre, padre o amigo.
- Un profesor que conozca la sociedad en la que vive y haga del aula un medio en la que el alumno pueda analizar y responder de manera sistemática a los numerosos interrogantes que emergen.
La respuesta a la diversidad en el aula es un proceso reflexivo. La reflexión y la autocrítica se manifiestan como capacidades docentes imprescindibles para atender las necesidades de todos los alumnos, además de competencias pedagógico–didácticas, para gestionar al grupo y al aprendizaje cooperativo, de liderazgo, investigativas, interactivas, éticas y sociales.
La inclusión educativa requiere un cambio de actitud, mentalidad y adaptación del profesorado. Ello exige un refuerzo constante de las competencias para investigar, actualizarse, ser dinámico, creativo, tener liderazgo, abierto al cambio, pues ello contribuirá a mejorar la calidad de la educación, con equidad para responder oportunamente a las exigencias de la sociedad actual y del sistema educativo español.
Si el profesorado de educación superior debe adquirir y desarrollar las competencias profesionales que le permitan satisfacer las necesidades que la sociedad le plantea en relación con la atención a la diversidad, debe ser capaz de adaptarse a las necesidades que las diferentes situaciones didácticas le plantean, asumiendo la concepción de diseño universal, el cual en el ámbito educativo hace referencia a la emergencia de modelos que tienden hacia la individualización y permite oportunidades para todos, dentro de un contexto normalizado.
Se trata de diseñar y desarrollar contextos inclusivos que satisfagan las necesidades individuales de todos, que promueve el diseño centrado en los usuarios, en los alumnos, y plantea una aproximación holística y orientada a satisfacer las necesidades de todos los alumnos a lo largo de su proceso educativo.
Para favorecer la atención a la diversidad, la educación integral de todo el alumnado y la formación del profesorado en la educación superior, ha de entenderse como una manera de conseguir una mejor educación para todo el alumnado y unos mejores profesionales de la enseñanza.
- Este objetivo y los cambios necesarios para su consecución no pueden entenderse independientemente de los aspectos sociales, históricos, profesionales e ideológicos que condicionan la práctica docente y las políticas de reforma educativa.
- En ese sentido, lo diverso del alumnado universitario ha de suponer un profesorado, un currículum y unos centros de educación superior que tengan como objetivos primordiales de su función educativa la justicia social y el compromiso con valores democráticos de equidad.
Por ello, se hace necesario promulgar políticas, desarrollar programas de formación de los profesores, establecer contextos de desarrollo profesional, crear planes de investigación e innovación docente y escribir artículos y declaraciones que desafíen las desigualdades, de forma que los profesores adquieran las competencias necesarias para contribuir con la formación a la construcción de una sociedad más justa, diversa y democrática.
- Para finalizar un aspecto importante para reflexionar es la importancia de favorecer y propiciar el entusiasmo entre el profesorado.
- La motivación docente y el éxito educativo van aparejados al grado de compromiso con la política de inclusión que se desarrolle en las instituciones educativas de educación superior.
Dicha motivación ayuda a afianzar en el profesorado la aplicación de métodos, técnicas y estrategias variadas para lograr un aprendizaje significativo en todos los estudiantes, es decir, desarrolla competencias estratégicas, en combinación con la innovación y la creatividad.
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Notas **Nuestro agradecimiento al Ministerio de Educación y Ciencia por el financiamiento del proyecto de investigación en el marco del programa Estudios y Análisis «Diseño, producción y evaluación de un entorno telemático para la formación y reflexión del profesorado universitario para la implantación del Espacio Europeo de Educación Superior».
Referencia 2010–0082.1 Nuestro agradecimiento al Ministerio de Educación y Ciencia por el financiamiento del proyecto de investigación en el marco del Plan Nacional I+D+I «Islas Canarias: Inclusión e interculturalidad. Estudio sobre actitudes, competencias y tecnologías para la inclusión y la interculturalidad en centros educativos».
¿Qué significa ser una escuela inclusiva?
La escuela inclusiva es aquella que garantiza no sólo que todo el alumnado tenga acceso a una educación de calidad, sino que además pretende que la totalidad del alumnado alcance el mayor nivel de desarrollo de las competencias para la vida.
¿Qué características debe reunir una escuela para garantizar un servicio educativo de calidad?
Ir al contenido Ir al contenido 1 de marzo de 2018 | 16 min En entrevista para la Gaceta, docentes, supervisores y directores del Sistema Educativo Nacional (SEN) de la Ciudad de México, Tlaxcala y Baja California comparten su visión de lo que es la educación de calidad. En entrevista para la Gaceta, docentes, supervisores y directores del Sistema Educativo Nacional (SEN) de la Ciudad de México, Tlaxcala y Baja California comparten su visión de lo que es la educación de calidad. Identifican quiénes son los actores que la deben implementar, los avances, los retos, sus propias contribuciones y las propuestas de mejora.
La educación de calidad y sus dimensiones Los actores educativos coinciden en un concepto de educación de calidad que propicie el desarrollo pleno de los estudiantes para hacer frente a los desafíos que surgen en una sociedad que evoluciona con gran velocidad. Las dimensiones que consideran van desde las pedagógicas, éticas y socioemocionales, hasta las económicas y políticas, sin dejar de lado la eficacia, eficiencia, pertinencia y equidad.
Para Evelyn Valencia Mora, directora de la Escuela Primaria Dra. María del Carmen Millán, en la Ciudad de México: «La educación de calidad es la que permite a los estudiantes, sin importar el nivel educativo, desarrollarse como personas plenas, y adquirir los conocimientos y habilidades necesarios para hacer frente a la sociedad cambiante.
Esta educación no se refiere solamente a conocimientos conceptuales, sino que incluye la formación humana, ética, ambiental, socioemocional, artística, tecnológica, entre otras dimensiones que en conjunto permiten la formación integral de un individuo» Para Manuel Zavaleta Suárez, profesor de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC): «Es un proceso que dota a los estudiantes de las habilidades, conocimientos, actitudes y valores necesarios para hacer frente a los desafíos de la vida cotidiana.
En cuanto a sus dimensiones, debe entretejer las de tipo social, institucional y estratégico. Las primeras comprenden las acciones de monitoreo e involucramiento que desarrollan los padres de familia; las segundas implican todos aquellos actos que competen al Estado; y las terceras giran en torno al monitoreo y racionalidad que debe existir en los planes y programas destinados a cumplir esta meta» Para Jesús Adrián Medina Sánchez, asesor en el Colegio de Bachilleres del Estado de Baja California: «La educación de calidad es un concepto multidimensional complejo, en el que intervienen diferentes factores como: valores, aptitudes, competencias pedagógicas, inclusión, derechos humanos, paz social y desarrollo social, que están transversalmente ligados a la eficiencia y efectividad.
Las dimensiones que deben integrarlo son de tipo político-pedagógico; ideológico y sociológico; y organizacional, administrativo e institucional». Margarita Concepción Euán Vázquez, supervisora de la Subsecretaría de Educación Media Superior (SEMS) en Tlaxcala, señala que la calidad «forma con las competencias necesarias a los estudiantes para hacer frente a las necesidades y responder a los requerimientos de un mundo que evoluciona a pasos agigantados».
Maribel Macías Olmos, docente de la Escuela Rural Micaela Ortiz de Rosales, en Tlaxcala, dice: «Es aquella en la que se desarrollan los conocimientos, los valores y las actitudes, sintetizados en las competencias que han de dar respuesta a las necesidades y expectativas del alumno.
Las dimensiones que debe comprender son: relevancia (el aprendizaje debe ser significativo), pertinencia (el centro del aprendizaje es el alumno), equidad (niveles de desarrollo y aprendizaje sin importar la clase social), eficacia (propiciar un aprendizaje óptimo) y eficiencia (uso responsable del recurso económico)».
Para Verónica González Martínez, directora técnica de la Escuela Rural Micaela Ortiz de Rosales, en Tlaxcala: «La calidad consiste en dar respuesta a las necesidades que subyacen en el contexto, respetando los conceptos, métodos y filosofía que promueve el Estado mexicano.
- Sus dimensiones se relacionan con la eficacia, la eficiencia, la pertinencia y la equidad».
- Actores responsables de la educación de calidad De acuerdo con las personas entrevistadas, la sociedad en general debe involucrarse en el proceso por mejorar la calidad de la educación, aunque destaca la responsabilidad de las autoridades educativas, los directivos, los docentes y los padres de familia, como actores clave para contribuir activamente en este proceso.
En opinión de Evelyn Valencia: «Es necesaria la participación de autoridades educativas, directivos, docentes, padres de familia y la comunidad en general. No se trata sólo de hablar de la relación maestro-alumno, sino que implica aspectos de infraestructura, disponibilidad y accesibilidad de los materiales, capacitación y profesionalización docente, gestión educativa, aspectos curriculares y liderazgo académico».
Para Manuel Zavaleta: «Los principales actores son los padres de familia y los docentes, pero también hay que tomar en cuenta a las autoridades educativas encargadas de formular la política educativa y a los directivos de las escuelas, ya que de ellos depende la implementación adecuada de la política educativa».
Jesús Medina opina: «Los principales actores son la sociedad en general, las organizaciones no gubernamentales y gubernamentales, así como los docentes. Todos vinculados bajo una política educacional y una articulación intrainstitucional transversal».
- Margarita Euán indica: «El principal actor es el docente, por tomar las decisiones en el aula, además del cuerpo directivo en la escuela: director, subdirectores, jefes de departamento y oficinas, quienes deben regirse por la calidad educativa.
- No olvidemos a las autoridades educativas como responsables de la política educativa».
Maribel Macías dice: «Entre los actores, en primer lugar, están los docentes, ya que trabajan frente al grupo y deben poner en juego las estrategias pertinentes para que exista un aprendizaje significativo. También se ubican los directores que son los líderes de las instituciones.
- Por su parte, la Secretaría de Educación Pública (SEP) es la responsable de ofertar cursos y talleres de actualización, y dar respuesta a las gestiones.
- Por último, las familias deben apoyar a sus hijos al mandarlos a las instituciones».
- Verónica González señala: «Los actores son el director, los profesores, los alumnos y los padres de familia, orientados por un supervisor mediante el establecimiento de relaciones de trabajo, y guiados por el personal de la SEP.
Asimismo, es preciso tomar en cuenta la intervención de gobierno y empresas que estén promoviendo cambios en la sociedad». Valores y principios que permiten la educación de calidad En general, la visión de los actores educativos que participan en la entrevista gira en torno a la importancia de la ética y la vocación del servicio; aunque no se descarta que también es indispensable el respeto, la inclusión y la tolerancia en el proceso de enseñanza y aprendizaje por parte de todos los actores involucrados.
También se considera que, para alcanzar una educación de calidad, no se puede prescindir del trabajo y el compromiso. Evelyn Valencia indica: «Considero que es necesaria, en primer lugar, la revalorización de la función docente. Es importante reconocer que en sus manos está el que un alumno pueda encontrar la motivación que lo impulse a esforzarse por cumplir sus metas e ideales».
Para Manuel Zavaleta: «Los principales valores son la ética y la vocación de servicio. También debe existir respeto, inclusión, tolerancia, innovación en el proceso de enseñanza-aprendizaje, y que la instrucción adquirida cuente con aplicabilidad en el entorno del educando».
- Jesús Medina sostiene: «Los valores principales son ética, respeto y vocación de servicio al ciudadano.
- Hay que impulsar la creación de normas y creencias universales con la finalidad de asistir a nuestra sociedad en el contexto de las necesidades reales que permitan el desarrollo sostenible de una nación», Para la supervisora del SEMS en Tlaxcala, Margarita Euán, los valores son «La responsabilidad de tener en tus manos la educación de un ser humano, el liderazgo, el compromiso, la libertad y el respeto.
Mientras que los principios son la equidad, la igualdad de trato, la solidaridad y la no discriminación». Maribel Macías comparte: «Responsabilidad, respeto, justicia, tolerancia y honestidad son los valores principales». Verónica González Martínez dice: «Los principios deben ser educación de calidad para todos, trabajo colaborativo, compromiso con el contexto inmediato escolar y aprendizaje permanente.
Los valores que se requieren son: solidaridad, tolerancia, respeto, justicia, libertad personal y no discriminación». Avances y retos en la educación de calidad Los representantes del sistema educativo de la Ciudad de México, Tlaxcala y Baja California consideran que los mayores avances en materia de calidad educativa son la implementación de la autonomía en la gestión, la incorporación de los avances tecnológicos en los procesos pedagógicos, la descentralización de las funciones educativas y la profesionalización docente y administrativa, pasando por el aumento en la matrícula y las evaluaciones aplicadas a los docentes para condicionar su ingreso y permanencia.
Evelyn Valencia considera: «Un avance es la estrategia ‘La escuela al centro’, propuesta por la SEP, que reconoce que los esfuerzos de todos los actores educativos deben estar enfocados a cubrir las necesidades de las escuelas. De igual forma, la gestión autónoma dada a las escuelas y normada a través del acuerdo 717, permite que éstas puedan tomar decisiones en función de sus problemáticas y necesidades».
- Para Manuel Zavaleta Suárez: «Desde la posición de la educación superior, se trabaja constantemente en la formación y consolidación de capital humano, buscando primero la realización del estudiante y, por ende, de la sociedad.
- Se ha trabajado en la mejora continua de los procesos de enseñanza y el manejo consolidado del uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), en la formación de una educación integral y de calidad.
Entre los retos, observo la resistencia y opacidad que persiste por parte de algunos profesores que se empeñan en enseñar bajo el esquema tradicional de memorización y castigo». Jesús Medina señala: «Desde mi ámbito laboral, que es el de la educación media superior, se han descentralizado las acciones y las funciones educativas, generando planteles incluyentes con una gestión directiva eficiente y efectiva.
También se ha profesionalizado nuestra planta docente y administrativa». Margarita Euán opina: «Considero que México ha avanzado en el Servicio Profesional Docente (SPD) al contemplar una evaluación de ingreso y otra de permanencia. Uno de los retos es mejorar el acceso a las escuelas formadoras de docentes, así como mejorar los parámetros para el ingreso al SPD en todos los niveles.
Otro reto es el tema de la evaluación al desempeño que, si bien ha propiciado un nuevo esquema del quehacer docente, aún le falta mucho por contribuir a la mejora de la calidad educativa». Maribel Macías observa: «Entre los retos se ubica el compromiso de algunos docentes; además, que la sociedad está en constante cambio y no se da respuesta a sus necesidades.
- La infraestructura tampoco se encuentra en buenas condiciones, lo que habría que atender.
- Dentro de los avances puedo rescatar que ha aumentado la matrícula escolar, además de la inclusión de los niños con necesidades educativas especiales».
- Verónica González indica: «En mi ámbito, el avance que se ha obtenido es la integración como colegiado, lo que nos ha permitido atender las demandas de nuestro alumnado e ir introduciendo la cultura de corresponsabilidad con los padres».
Propuestas para la mejora de la educación Entre las propuestas para la mejora de la educación de los actores educativos de la Ciudad de México, Tlaxcala y Baja California, se mencionan: la necesidad de evaluar y capacitar constantemente a los actores involucrados en el proceso educativo, la urgencia de implementar una política pública que coincida con las necesidades reales del contexto social, la mejora de la infraestructura y el involucramiento de los padres de familia.
- Evelyn Valencia señala: «Habría que crear espacios de capacitación y actualización de docentes y directivos de calidad, impartidos por expertos.
- También es importante la distribución equitativa de recursos humanos, económicos y materiales a las escuelas».
- Según Manuel Zavaleta: «Se debe formular una política integral enfocada en definir las necesidades particulares de las esferas educativas, simplificar los procesos administrativos que hagan que sus necesidades se cubran, y buscar un modelo de contratación semejante al de la iniciativa privada en el que los puestos sean evaluados constantemente».
Jesús Adrián Medina Sánchez, propone «la implementación de una política pública acorde con las necesidades reales del contexto social, basado en una gobernanza en el sistema educacional para generar valor público con enfoque humanista. Asimismo, es importante incluir la gestión para resultados en la educación (GPR), encaminada a la eficacia».
Margarita Euán indica: «Si pudiera proponer una mejora en la educación en México, lo primero que diseñaría sería un modelo de ingreso y permanencia en el SPD que contemple y asegure que los mejores maestros estarán en las aulas; y lo segundo, que el modelo de promoción contemple la formación y desarrollo profesional del aspirante como parte de su evaluación para la promoción».
En opinión de Maribel Macías habría que «capacitar y actualizar a los docentes de manera obligatoria, especialmente para atender a alumnos con necesidades educativas especiales, y mejorar la infraestructura de cada escuela». Verónica González señala: «Propondría reuniones de vinculación con padres de familia para darles a conocer los propósitos del ciclo escolar.
Asimismo, trabajaría con ellos un aprendizaje esperado para que logremos la vinculación en el entendimiento del trabajo en el aula. También propondría una administración transparente de los insumos que se manipulan durante el ciclo escolar y que van vinculados al logro de aprendizajes». Contribuciones a partir de la experiencia profesional Las contribuciones que los docentes, directivos y supervisores entrevistados pueden realizar desde su experiencia profesional y ámbito individual son importantes para la mejora de la calidad educativa.
Entre sus aportaciones mencionan: la generación de conocimiento con el fin de crear estrategias y políticas públicas; la revalorización del compromiso, la responsabilidad, el liderazgo y la solidaridad; la formación de un sentido analítico en los estudiantes, que les permita participar en discusiones fundamentadas; y la construcción de un diagnóstico que ayude a atender las necesidades particulares de los alumnos.
- Evelyn Valencia señala: «Puedo contribuir mejorando la calidad de mi trabajo para que, en consecuencia, los docentes hagan lo propio».
- Manuel Zavaleta comparte: «Desde el ámbito de la educación superior, proporcionamos a nuestros estudiantes las bases analíticas para que desarrollen una visión estratégica.
Asimismo, brindamos un espacio para la discusión fundamentada». Jesús Medina comenta: «Podría ofrecer conocimiento que permita crear estrategias y políticas públicas menos complejas para descentralizar el servicio educativo». Margarita Euán enfatiza: «Desde mi posición como docente, puedo contribuir con mi compromiso, responsabilidad, liderazgo y solidaridad para ofrecer una educación de calidad, lo que implica una constante formación profesional y docente.
No espero que se cambie todo, yo espero hacer lo que me toca». Maribel Macías Olmos dice: «Mi contribución sería realizar un buen diagnóstico de mi grupo para atender las necesidades de mis alumnos, al contextualizar los contenidos de las diversas asignaturas para que los apliquen en la vida diaria».
Verónica González manifiesta: «Contribuyo al ser asertiva en las acciones que emanan del plan de la escuela, al verificar el uso de los recursos materiales y del tiempo, que causa impacto en los recursos humanos, y al considerar la evaluación permanente de las acciones que se están ejecutando».
Evaluación de la mejora educativa Los comentarios de los actores educativos entrevistados hacen énfasis en la importancia de la evaluación para dar seguimiento al proceso de mejora educativa; en que la evaluación del desempeño debe aplicarse a todos los actores involucrados en el proceso educativo; en la necesidad de construir un sistema de indicadores que permita el acceso a la información necesaria para implementar mejoras; y en que la evaluación debe ser un proceso permanente que también propicie la autoevaluación.
Evelyn Valencia señala: «Habría que seguir evaluando a cada actor desde su ámbito de participación, como el actual proceso de evaluación de desempeño de docentes y directivos, y las diversas pruebas a los alumnos». Manuel Zavaleta indica: «Debe existir un sistema de indicadores que suministre la información necesaria desde una perspectiva holística, es decir, que mida la preparación del profesor, los resultados de aprovechamiento de sus estudiantes, la manera como ellos desarrollan las habilidades y destrezas, el nivel de confort de las instalaciones, así como la adecuada gestión de los recursos».
Para Jesús Medina, es importante «implementar un sistema de evaluación de desempeño, no sólo respecto de la participación docente, sino también administrativa y directiva. También es relevante generar indicadores concretos que permitan medir lo programado y evidenciar a nuestros docentes el impacto social que tienen en el sistema educacional».
Margarita Euán dice: «Para evaluar la mejora educativa, propongo establecer un sistema de monitoreo y acompañamiento que permita conocer las áreas de oportunidad en cada escuela, así como implementar una evaluación integral por áreas para compartir los logros y retos.
- Desde luego, tendríamos que reconocer que es un camino a la mejora continua».
- Maribel Macías Olmos indica: «La evaluación de la mejora educativa podría ser elaborar un examen a nivel estatal considerando cada una de las asignaturas.
- La evaluación influye de manera contundente, ya que sus resultados son insumo para análisis minuciosos.
De este modo, se podría efectuar una retroalimentación a partir de las fallas identificadas». Verónica González Martínez finaliza: «Habría que observar la implementación de las acciones a trabajar, considerando una rúbrica y apoyándome con una coevaluación de los actores educativos.
¿Cuáles son los principios de atención a la diversidad?
Estos principios metodológicos son: la flexibilidad; la globalización de los aprendizajes; la posibilidad de una participación activa; la funcionalidad; la reflexión sobre el propio aprendizaje; la consecución de mayor autonomía; y la facilitación de los aprendizajes.